Deja de huir de tus problemas. – Enfréntalos con la cabeza
en alto. No, no será fácil. No hay persona en el mundo capaz de manejar a la
perfección cada golpe que le arrojan. No se supone que somos capaces de
resolver problemas al instante. Así no es como estamos hechos. De hecho,
estamos hechos para enojarnos, ponernos tristes, sentir dolor, tropezar y caer.
Porque ese es todo el propósito de la vida – enfrentar los problemas, aprender,
adaptarse, y resolverlos en el transcurso del tiempo. Esto es lo que en última
instancia, nos convierte en la persona que llegaremos a ser.
Deja de mentirte a ti mismo. – Puedes mentirle a cualquiera
en el mundo, pero no puedes mentirte a ti mismo. Nuestras vidas mejoran
solamente cuando tomamos las oportunidades, y la primera y más difícil
oportunidad que podemos tomar es ser honestos con nosotros mismos.
Deja de poner tus propias necesidades en un segundo plano. –
La cosa más dolora es perderte a ti mismo en el proceso de amar a alguien
demasiado (tu pareja, tus padres, tus hijos, tus hermanos), y olvidar que
también eres especial. Sí, ayuda a los demás, pero ayúdate a ti mismo también.
Si alguna vez hubo un momento para seguir tu pasión y hacer algo que te importe
a ti, ese momento es ahora.
Deja de intentar ser alguien que no eres. – Uno de los
mayores desafíos en la vida es ser tú mismo en un mundo que está tratando de
hacerte igual a todos. Siempre habrá alguien más guapa, siempre habrá alguien
más inteligente, siempre habrá alguien más joven, pero nunca serán tú. No
cambies para gustarle a la gente. Sé tú mismo y a las personas correctas les
encantará el verdadero tú.
Walter Riso
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