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viernes, 1 de enero de 2016
martes, 29 de diciembre de 2015
FAMILIAS NARCISISTAS
Familias narcisistas: el vacío de una afectividad sana
Hay personas capaces de cogernos de la mano mientras nos arrebatan el alma y la sangre, diciéndonos que es por nuestro bien y que tienen derecho. El problema no sería tan complejo si fueran, por ejemplo, simples compañeros de trabajo. La auténtica gravedad está en que sea nuestra familia quien ejerce esta manipulación.
Todos sabemos identificar a una madre tóxica, o incluso a ese padre ausente que aún estando cada día con nosotros, carece de emociones o cercanía para criar unos hijos. Ahora bien, lo curioso de las familias narcisistas es que uno suele llegar a la adolescencia o la madurez dándose cuenta entonces de cómo actúan dichos progenitores.
Las familias narcisistas son aquellas que te increpan cada día que has llegado a ser quien eres gracias a ellos. Suelen disfrutar llamándonos la atención y son capaces de manipularnos para conseguir sus propósitos aunque te hagan daño. Aunque en realidad, siempre nos culparán a nosotros de hacerles sufrir a ellos
Hablamos por lo general de “familias narcisistas”, aunque si bien es cierto que esta característica pueda tenerla bien el padre o bien la madre, también puede ocurrir que lo ejerzan ambos progenitores por igual.
En este caso, lo que casi siempre suele ocurrir es algo tan dramático como triste: los padres narcisistas ven las necesidades de sus hijos como algo secundario. Son incapaces de ofrecer los dos pilares básicos en la educación de un niño: seguridad y confianza. Estas carencias emocionales causan serias consecuencias en la edad adulta. Veámoslo con detalle.
Los hijos de familias narcisistas
La familia narcisista ejecuta en el día a día un sistema casi innatural donde se busca satisfacer en exclusiva las necesidades de los padres, dejando a los hijos en un segundo plano.
Los padres narcisistas muestran un espejo a sus hijos donde se hallan sus propias carencias. Esperan que éstos reaccionen y las atiendan, pero al no conseguirlo ni entenderlo, los niños se sienten perdidos, desarraigados e incompletos.
Este tipo de comportamientos y de crianzas resultan a su vez muy problemáticas. Basta con poner un sencillo ejemplo:
– Tenemos a un niño que ha obtenido malos resultados en el colegio. Si los padres son maduros y responsables, se preocuparán en saber qué ha ocurrido y buscarán estrategias de mejora: ¿Tiene el niño algún problema? ¿Sufre estrés? ¿Necesita unas clases de refuerzo?
– Para los padres narcisistas no hay ningún problema implícito que abordar. El propio niño “es un problema”, alguien que se empeña casi sin darse cuenta en hacerles la vida más complicada. Es decir, se dejan a un lado las necesidades personales de los hijos para focalizarse en uno mismo.
¿Qué consecuencias tiene este tipo de crianza y de actitud en el niño?
Los niños llegan a concebir que sus necesidades no son importantes, que sus emociones no tienen valor porque no se ven atendidas ni reconocidas.
Generan graves carencias, graves vacíos que o bien pueden trasformarse en rabia, o en un retraimiento muy acusado con el fin de “protegerse del mundo”
Una persona que no recibe un vínculo saludable en cuanto a seguridad, reconocimiento y cariño, no encuentra su lugar, no se concibe a sí mismo como capaz o importante. Las carencias son por tanto muy graves.
Es común que los hijos de familias narcisistas no lleguen a aprender cómo validar sus propios sentimientos, y cómo satisfacer sus propias necesidades.
Cómo tratar a las familias narcisistas
Si es tu caso, si has tenido que vivir una infancia con un padre narcisista y una madre que lo reforzaba, o a la inversa, sabrás cuánto tiempo te ha costado tratar esas heridas internas, esas carencias que hay que remendar como los descosidos de un muñeco roto.
Cuando descubrimos la verdad sobre nuestra familia narcisista, debemos promover el retorno hacia ese mundo afectivo para sanarnos a nosotros mismos. Es necesario llegar a la edad adulta superando ese duelo para protegernos, para darnos la oportunidad de aprender a confiar y querernos con integridad.
Sabemos que no es fácil, y que dicha sanación requiere un profundo viaje interior para corregir la idea de que algo en nosotros está mal, o que no tenemos el derecho a ser amados. Necesitaremos tiempo, confianza y sobre todo, saber tratar a esa familia narcisista:
Mantén una adecuada distancia emocional
Debemos recordar que las familias narcisistas buscan ante todo controlar y estar por encima de nosotros. Por ello, no van a dudar en humillar y menospreciar de una forma sutil o directa. No lo permitas, “desconecta” su impacto emocional en ti. Quítales poder.
Mantén una relación menos íntima y más superficial
Tenemos claro que la única solución no va a ser siempre “romper” con ellos y dejar de verlos. Es complicado, y de alguna manera, a veces, estamos obligados a seguir manteniendo contacto.
Ahora bien, si les quitamos poder necesitamos también protegernos y establecer una relación más superficial. No dependas de ellos en especial a nivel emocional, si te sientes mal no acudas jamás a ese padre o esa madre narcisista, porque entonces “tendrá poder” sobre ti y te hundirá aún más.
Acepta que no vas a poder cambiarlos, eres tú quien debe salir de su círculo
No podemos cambiar a quien nos hace daño. Ahora bien, en lugar de cargarlos sobre tu espalda, sal de su círculo de poder y no pierdas energías y esfuerzos en vano. Hay quien no se deja salvar, y en este caso, quien merece ser salvado y sanado eres tú.
TIPOS DE FAMILIA QUE PROVOCAN DEPRESIÓN
TIPOS DE FAMILIA QUE PROVOCAN DEPRESIÓN
La depresión es uno de los problemas más graves hoy en día. Vivimos en un mundo tan inundado de tecnología que todo, lo bueno y lo malo, se hace más grande. Sin embargo, la depresión no nace solo de los factores externos que vivimos o de los sentimientos más profundos que escondemos.
La familia puede ser un soporte que te ayude a salir adelante. Pero también hay familias con roles negativos que más bien te hunden. No resultan tan agradables y seguro que a nadie le da especial emoción reconocer que la suya es una de estas familias negativas. A pesar de esto, es importante conocerlas, identificarlas y, si es necesario, alejarse de ellas.
1.-La familia “perfeccionista”
Este tipo de familia se caracteriza por exigir lo máximo de cada uno. No basta con ser buen estudiante o tener un buen empleo, se debe tener el mejor. Eso no sería negativo si se aceptara que el fracaso es parte de la vida.
Hay una gran diferencia entre la familia perfeccionista que provoca depresión y los padres exigentes que quieren un buen futuro para sus hijos: los medios aceptados para conseguir lo que se busca.
La familia perfeccionista te dirá que no importa cómo lo obtengas, siempre que llegues a la cima. Sentirás que corres en un maratón sin final, sin recompensa y sin ayuda. No esperes que te digan que lo has hecho bien porque nunca será suficiente. La depresión con esta familia se presenta cuando el exterior te demuestra que no eres perfecto y el mundo se te viene encima.
“La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.”
-Antoine de Saint-Exupery-
2.-La familia que descalifica
Mientras que la familia perfeccionista te obliga a ser mejor, la familia que descalifica te sabotea. Aquí el mensaje negativo contra ti es que no eres bueno para nada.
Lo común en este tipo de familia que causa depresión es la comparación donde sales perdiendo y se sientan las bases de la depresión. En todo momento se descalifican los unos a los otros y se habla de los demás como si nadie valiese nada.
Los niños que conviven con esta clase de familia crecen sintiendo que no valen nada para nadie. De adultos son personas inseguras y envidiosas. No solo creen que son incapaces de ser amados, tampoco saben amar y muy probablemente se involucren en relaciones destructivas. Los adultos que han crecido en este tipo de familia se sienten necesitados de amor pero no lo saben pedir ni dar.
3.-La familia violenta
La violencia es un problema muy común dentro de las familias. Puede tratarse de violencia física, económica o psicológica pero el resultado es el mismo: una unión basada en el control.
A simple vista puede no ser obvio, pero las familias violentas en verdad están unidas por un vínculo muy fuerte. Cuando te fijas bien, te das cuenta que no hay realmente una víctima. Todos actúan como si estuviesen en un campo de batalla.
Un puño sobre una mano
Cada uno busca defenderse y reafirmarse como persona a través del dominio. Por eso los insultos, los gritos y hasta los golpes son comunes en el día a día. Una persona que ha vivido toda su existencia en este tipo de familia es sacada de ese ambiente caerá en la depresión. Esto se debe a que la furia y el enojo que tiene lo envenena desde dentro.
¿Qué hago si mi familia me provoca depresión?
Si has llegado hasta aquí y te has dado cuenta de que tu familia te genera depresión, lo primero que necesitas es alejarte un poco de ellos. Lo debes hacer para retomar o tomar por primera vez el control sobre tu vida.
También es recomendable que busques ayuda especializada porque romper con estas relaciones y hábitos negativos no es sencillo. Aprender a relacionarte con quienes te rodean de forma sana no va a ser fácil porque deberás reaprender nuevas actitudes y soltar viejos hábitos.
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