Henry David Thoreau
La sociedad actual basa la felicidad en el materialismo, donde solo cuenta lo que tenemos, los bienes que logramos acumular. Debemos consumir todo cuanto aparece en el mercado: tecnología, objetos superfluos, viajes, libros, revistas, películas. Hay a nuestro alrededor un exceso de estímulos y una presión constante a decir que sí a todo. La competitividad es otra de las presiones, tenemos que lograr algo porque otros lo obtuvieron; ya no solo hay que hacer las cosas bien, sino mejor que los demás, hay que ser siempre los primeros en todo. No escuchamos nuestros deseos, vivimos determinados por el entorno respondiendo a expectativas de los demás; olvidamos que tener éxito en la vida es lograr vivir de acuerdo a nuestras expectativas. Para esto hay que hacer un alto en el camino, generar un espacio de dialogo interior para preguntarnos: ¿Quiénes somos? Y ¿A dónde queremos llegar? Replantearnos nuestras metas y establecer prioridades, diseñar nuestro propio proyecto de vida.
Plantearnos un cambio en nuestra vida para que se ajuste más a nuestros auténticos deseos, no es fácil, pero tampoco es imposible. Si bien puede resultar complicado nadar en contra de la corriente, pensemos en cuanta energía estamos malgastando siguiendo por un camino que nada tiene que ver con lo que queremos y que solo puede depararnos frustración. Vivir de acuerdo a nosotros mismos, implica un compromiso que no siempre estamos dispuestos asumir. Nos evadimos aturdiéndonos en el ritmo vertiginoso que nos impone la vida moderna Tratamos de engañarnos, convenciéndonos de que así estamos bien. Aferrarnos a lo seguro puede resultar más cómodo, pero a largo plazo nos da una vida insatisfactoria. Otras veces aceptamos que no estamos viviendo como queremos, pero postergamos el cambio para un futuro ideal que nunca termina de llegar: “cuando mis hijos crezcan “, “cuando me jubile”, “cuando resuelva mis problema “…
Plantearnos un cambio en nuestra vida para que se ajuste más a nuestros auténticos deseos, no es fácil, pero tampoco es imposible. Si bien puede resultar complicado nadar en contra de la corriente, pensemos en cuanta energía estamos malgastando siguiendo por un camino que nada tiene que ver con lo que queremos y que solo puede depararnos frustración. Vivir de acuerdo a nosotros mismos, implica un compromiso que no siempre estamos dispuestos asumir. Nos evadimos aturdiéndonos en el ritmo vertiginoso que nos impone la vida moderna Tratamos de engañarnos, convenciéndonos de que así estamos bien. Aferrarnos a lo seguro puede resultar más cómodo, pero a largo plazo nos da una vida insatisfactoria. Otras veces aceptamos que no estamos viviendo como queremos, pero postergamos el cambio para un futuro ideal que nunca termina de llegar: “cuando mis hijos crezcan “, “cuando me jubile”, “cuando resuelva mis problema “…
Para vivir de acuerdo a nuestro propio proyecto debemos liberarnos de los temores, desprendernos de los prejuicios, de las falsas creencias, dejar de buscar excusas y justificaciones. Tenemos que tener claro a donde queremos llegar y cuáles son los caminos a recorrer. Así podremos planificar y establecer los pasos necesarios para realizar nuestros deseos. El primer paso será plantearnos nuestros objetivos teniendo en cuenta dos aspectos centrales de nuestra vida: el afectivo y el laboral, incluyendo en este último no solo las actividades remuneradas, sino también aquellas que hacemos o deberíamos hacer simplemente porque las disfrutamos. Tendremos que determinar qué y quiénes son importantes para nuestra vida. Preguntarnos entre otras cosas: ¿Qué aspectos me desagradan de mi estilo de vida?, ¿Qué realizaciones me gustaría lograr en cada área?, ¿Estoy poniendo mi energía en el lugar correcto?, ¿Logro un equilibrio entre el tiempo que le dedico a mis afectos y al trabajo? , ¿Qué actividades me provocan bienestar? Posiblemente al tratar de responderlas, notaremos que no estamos conforme con lo que estamos haciendo en distintos ámbitos; que es tiempo de hacer nuevas elecciones, tomar decisiones y emprender acciones que nos acerquen a nuestras metas .Tenemos que examinar cual es el potencial con que contamos, cual son nuestras fortalezas y nuestras debilidades para hacer nuestro proyecto posible .Evaluar que podemos conseguir y lo que estamos dispuestos a perder para lograrlo. Ante la duda elijamos arriesgarnos, la acción casi siempre nos permite avanzar.
Confiemos en nosotros mismos, solo así podemos hacer posible nuestros sueños, aún aquellos que en un principio se nos presenten como imposibles. Podemos pasar momentos difíciles, desilusiones; pero no debemos dejarnos vencer por los fracasos, sino disponernos a aprender de ellos y superar los obstáculos, dando lo mejor de nosotros mismos.
Confiemos en nosotros mismos, solo así podemos hacer posible nuestros sueños, aún aquellos que en un principio se nos presenten como imposibles. Podemos pasar momentos difíciles, desilusiones; pero no debemos dejarnos vencer por los fracasos, sino disponernos a aprender de ellos y superar los obstáculos, dando lo mejor de nosotros mismos.
Asumamos la responsabilidad de construir nuestro propio destino, seamos protagonistas de nuestro presente y nuestro futuro, tomemos el control de nuestra vida, vivamos de acuerdo a nuestras expectativas. La vida no es algo que nos ocurre, gran parte de ella depende de nuestras elecciones; elijamos vivirla en felicidad.
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