Tras los anteriores artículos sobre relaciones “tóxicas”y perfiles de personas “tóxicas” y cómo tratar con ellas, hemos recibido diversos comentarios de personas que se han reconocido a si mismas cómo “tóxicas” y cuya pregunta era cómo podían salir de esta situación.
Por lo tanto, si se han identificado como alguno de los tipos mencionados en el segundo artículo sobre personas “tóxicas”, ello ya supone el primer paso para cambiar y convertirse en lo que se denomina una persona nutritiva o “nutricia”.
Vamos a intentar hacer el ejercicio, nuevamente, de comprobar si somos una persona “tóxica” o “nutricia”.
La “toxicidad” se puede manifestar de diversas formas; mirar por encima del hombro, ataques de rabia y/o ira por cuestiones banales, hablar de manera inflexible y dogmática,quejarse en exceso, ridiculizar a los otros…Todo ello produce que las personas del entorno ya sea familiar, laboral, social, se sientan incomódos, frustrados, culpables o enfadados por la presencia de dicha persona “tóxica”
Por otra parte, las personas “nutricias” son aquellas que actúan como una especie de imán, se hacen irresistibles a los demás por su personalidad y su entorno se siente valorado, apreciado y respetado en su presencia.
Personas nutricias ¿quiénes son?
¿Podemos decir que las personas “nutricias” son “especiales”? No, simplemente, han desarrollado más las habilidades sociales así como la empatía de manera que les resulta más fácil identificar las emociones positivas y negativas de las otras personas, sin necesidad de ser el centro de atención de una conversación.Además, su forma de comunicarse es más asertiva en contraposición a la de las personas “tóxicas” que suele ser agresiva, pasiva y, cuando es asertiva es para usar las técnicas del mismo nombre que le permiten criticar al otro.
Las personas “nutricias” son más auténticas, honestas consigo mismas y con los demás y suelen poseer una elevada inteligencia social ( recordemos que nos movemos en el modelo de las inteligencias múltiples, siendo una de ellas, la social) que les hace más proclives a realizar comentarios positivos, críticas constructivas, reconocer el éxito de los demás, sugerir, opinar sinceramente, negociar y, normalmente, convencer porque no intenta imponer sus ideas ni se enfadan si estas no son aceptadas.
Consejos para dejar de ser una persona tóxica
1.- En primer lugar, piensa en las conductas “tóxicas” que utilizas más frecuentemente y si tienes los recursos necesarios para cambiar, es decir, paciencia, tolerancia, asertividad, empatía,…
Tienes que darte cuenta si serías capaz de cambiar, por ti mismo, tu forma de relacionarte con el otro de manera que consiguieras tener mayor autocontrol, habilidades sociales o una comunicación asertiva, en lugar de agresiva o pasiva.Si por ti mismo, no crees que puedas hacerlo, consulta a un psicológo para que, te pueda ayudar a convertirte en una persona “nutricia” con todos los beneficios de calidad de vida que te supondrían.
2.- Piensa en tu personalidad que se ha ido formando por todo aquello acumulado en cuanto a experiencias, educación, hábitos, costumbres, sentimientos, valores,… y que es lo que, a su vez, produce tus conductas; es decir,si, en una época determinada de tu vida, has sufrido mucho, lo que ello provoca ves que estes a la defensiva y distante.Sin embargo, seguramente, ya ha pasado mucho tiempo, y no es necesario que sigas manteniendo la misma actitud que, en su día, te sirvió para protegerte pero ahora vuelve a producirte dolor.
3.- Escucha, y no sólo oye, atentamente a los demás e intenta contenerte para decir lo primero que piensas.Por cierto, eso no es más importante que lo que dicen los otros, sino ,como máximo, igual de importante y nunca tienen que estar todos de acuerdo, y viceversa.Lo más importante es escuchar, pensar en lo que es más importante para ti y hablar, sabiendo que todos los puntos de vista sirven para enriquecernos.
4.- Aprende a reírte; dejáte de tomartelo todo tan en serio y practica la risoterapia, liberarás endorfinas y te sentirás mejor.Estarás a punto de conseguir tu cambio cuando hayas aprendido a reírte de ti mismo y de tu forma negativa de ver las cosas.
5.- Sé más flexible, contigo mismo y con los demás.Todo se puede hacer de otra manera; cambiar lo que desayunas, ir al trabajo por otra ruta, decir las cosas de manera diferente,… por poner ejemplos.Si te das la oportunidad de conocer otras maneras, no pierdes nada pero puedes ganar mucho; para empezar, la percepción de tu imagen por parte de tu entorno
6.- Ejercita, con frecuencia, la autocrítica; no hagas a los demás, aquello que no quisieras que te hicieran a ti.
El resultado de todo ello será que disfrutarás más de la vida y las personas de tu entorno familiar, laboral y social se acercarán más a ti.Así, habrás pasado de ser una persona “tóxica” a ser “nutricia” que hace la vida agradable a los demás, iniciandóse un proceso interno de cambio continuo.
Una vez llegados a ese punto, es muy posible que reconozcas a una persona “tóxica” en tu entorno; explicale tu experiencia para que le sirva de aviso para poder realizar su propio proceso de cambio ya que, de lo contrario, la “toxicidad” se podría extender a tu entorno y te podría suponer una recaída.
Asimismo, es posible que existan personas con características “tóxicas” y “nutricias” mezcladas o, por otra parte, que una producido el cambio a persona “nutricia” se tengan relaciones “nutricias” con algunas personas pero no se pueda evitar tener relaciones “tóxicas” con otras.
Sin embargo, te corresponde a ti saber elegir a las personas “nutricias”, con relaciones que te nutran y te permitan nutrir a los demás y, al mismo tiempo, apartarte de las personas “tóxicas” que generan relaciones “tóxicas”, las cuales sólo produces toxicidad en el entorno familiar, laboral y social.
Sobre la autora de este artículo
María Dolors Mas Delblanch es licenciada en Psicología por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y con Nº Colegiado 17222. Sus especialidades son la ansiedad, la depresión y el TDAH.
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